Todo empezó una mañana de verano en Oceanía. Habíamos probado un elixir que provenía de una máquina de café bajo el sobrenombre de avellano. Estuvimos días preguntándonos que c... contenía ese placer líquido y como obtener todo el avellano que deseábamos.
Tras mucho pensar el becario filósofo tuvo una idea que a todos nos pareció bien: hackear la máquina de café!!!
Así que nos pusimos inmediatamente manos a la obra, repartimos código y tras muchos cortes de electricidad en el edificio conseguimos nuestro cometido: beber todo el avellano que quisiéramos gratis.
Gracias a esto ahora vivimos en un paraíso rociado de avellana.